PARA SALIR DE LA ENCRUCIJADA.
Que hacer con los
cobros de valorización
La actual situación de inconformidad de los
bogotanos frente al cobro del tributo de
valorización, nace principalmente de dos razones; el elevado valor de los
cobros, que principalmente afecta a quienes tienen menor capacidad adquisitiva
y por tanto de pago, es decir a los estratos bajos, y a la bajísima tasa
interna de retorno que los bogotanos reciben por el pago cumplido de sus
impuestos.
A pesar de la acostumbrada actitud del
Alcalde Petro de culpar o sindicar al Concejo Distrital de aspectos propios de
su incapacidad como administrador, la realidad es otra, la falta de planeación
de la actual administración y la incapacidad de ejecución de la saliente,
determinaron que el actual cobro de valorización contemple obras de la fase II
y los estudios de la fase III, razón por la cual, el cobro es tan elevado.
A esto se suma que en una sola tarifa se
quiere cobrar para la construcción de parques (que no debería ser incluido),
las obras sin terminar y las obras
recibidas pero que hoy se encuentran en pésimo estado. Pero además la
inconformidad creció por la falta de socialización del cobro por parte de la
Administración Distrital.
Es preocupante encontrar que existen
sobrecostos de obra por más de 70 mil millones de pesos y que la administración
en el caso de las obras en pésimo estado o no finalizadas no ha empleado los
mecanismos contractuales o de responsabilidad existentes, al punto que ni
siquiera las garantías de calidad de la obra o de cumplimiento han sido
activadas.
La necesidad de reformar el estatuto de
valorización pasa por variaciones desde lo institucional a lo técnico, en
primer lugar es necesario desprender al IDU de las responsabilidades de
planeación y recaudo del tributo, las cuales les deberían ser asumidas por la
Secretaría de Planeación y Hacienda respectivamente, de tal suerte, que el IDU
se encargará simplemente de la ejecución de las mismas.
Debe retirarse del cobro lo respectivo a
parques, pero además hay que profundizar el principio de planeación y la
responsabilidad frente al mismo, dado que la falta de planeación de la Administración
tanto para la ejecución en tiempo como de los costos de las mismas, hace imposible
la entregar a tiempo de las obras y que el paquete de obras que se presenta
siempre se encuentre desfinanciado, requiriendo por tanto de mayores recursos
para su satisfacción.
Adicionalmente a las reformas planteadas es
necesario que la Administración sea totalmente vehemente en la supervisión de
los contratos, contratando interventorias serias y responsables, esto
entendiendo que del no seguimiento de la administración a las obras en
ejecución se producen las debacles como aquella en la que hoy nos encontramos.
Finalmente es necesario un cambio filosófico
del estatuto de valorización, porque no debe ser un lujo participar en los procesos
de avance de ciudad, es decir que la incapacidad de pago no puede ser una
barrera de participación en el progreso, de ahí la necesidad de mecanismos
serios y reales de financiación que permitan a todo los bogotanos la
participación en el progreso de la Ciudad.
Javier Manuel Palacio Mejía
@javiermpalacio
Presidente de la Comisión del Plan
Concejo de Bogotá
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